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Carlos Juan Busquiel

Podrías contarnos cómo y cuándo comenzaste tu andadura como “Luthier”. Aprendiste el oficio de “Luthier” por tu cuenta?


Hace unos diez años, yo tocaba el violín en un grupo de rock, Lándevir, donde grabé tres discos e hice giras por todo el territorio nacional. Siempre andaba en busca del equipo perfecto para que mi violín sonara lo mejor posible, esto incluía el propio instrumento y diferentes procesadores de sonido. Después de probar gran variedad de violines terminé haciéndome uno a mi gusto, un violín eléctrico que usé mucho en concierto. Era un instrumento más bien sencillo, pero la experiencia de su construcción me sirvió para introducirme en el mundo de la lutería y querer ahondar más en él. El siguiente paso fue la construcción de un violín acústico, de verdad, todo de manera autodidacta. Compré libros, invertí en herramientas y poco a poco le fui dando vida. Casualmente por entonces y buscando algo de formación me encontré con los cursos que impartía el guitarrero Rafael López Porras en su taller en Cádiz. Allí estuve con él durante dos semanas construyendo mi primera guitarra. Rafael fue mi primer maestro y me transmitió la pasión por la construcción de la guitarra. Regresé de Cádiz con la única idea de seguir construyendo guitarras, y así lo hice. Más tarde tuve la oportunidad de acudir a un curso en Sigüenza organizado por José Luis Romanillos, donde Jaume Bosser y Joan Pellisa explicaron a los asistentes la construcción de una vihuela de mano. Conocer a José Luis Romanillos y escuchar sus consejos fue decisivo a la hora de entender qué es una guitarra española y conocer sus características de construcción. Después de esto Romanillos también me ayudaría durante la construcción de una réplica de una guitarra de D. Antonio de Torres.


Así que, aunque en gran parte autodidacta, considero que debo mucho a estos maestros, así como también a muchos otros que me he ido encontrando en el camino y de cuya experiencia he aprendido mucho.

¿Nos podrías introducir en tus gustos y preferencias sobre maderas y filosofía en la construcción?


No puedo negar que la influencia que ha tenido en mí Romanillos me lleva a inclinarme a un tipo de construcción muy tradicional. Me gusta mucho utilizar el pinabete en mis tapas, que construyo con el tradicional varetaje y utilizando sólo la madera como materia prima. En este sentido, busco una guitarra muy ligera, que vibre desde la tapa hasta la punta de la pala, fácil de tocar y principalmente que tenga expresividad, que sea muy musical. Prefiero que la guitarra sea capaz de producir un pianísimo que se escuche en el absoluto silencio, a que pueda competir en volumen con un piano, porque yo hago guitarras y quiero que suenen como tal.
Por otra parte, también utilizo el cedro para la tapa. Pero oriento este tipo de guitarra de manera totalmente diferente. Es un instrumento más pesado, donde busco que la energía de la cuerda se transmita a la tapa y se quede en ella, produciendo un sonido potente desde el principio. Tampoco utilizo en esta guitarra otro material que no sea la madera, intento satisfacer al guitarrista que busca volumen, pero sin renunciar al timbre de la madera. Es en este modelo donde también introduzco elmentos más modernos como el diapasón elevado o el “soundport” o boca en el aro.

¿Que buscas o das más valor en la construcción de una guitarra flamenca, el timbre, la potencia, la comodidad?


Creo que la comodidad es algo muy importante. Si el guitarrista se encuentra con un instrumento que le resulta fácil de tocar, seguro que podrá concentrarse más en la interpretación y en la música, que es de lo que se trata. Más que potencia, lo que me interesa es el rango dinámico. Lo ideal es que el instrumento permita realizar tanto los pianísimos, con  su timbre propio; como los fortísimos necesarios sin llegar a romper. Pero insisto en que si el guitarrista está cómodo, esto significa que puede hacer lo que quiere con la guitarra, y al fin y al cabo la guitarra es un instrumento, una herramienta, para que el intérprete exprese lo que quiera con ella; y si esta expresión se dificulta por la falta de comodidad, hay que buscar otra guitarra. También es cierto que una misma guitarra puede resultar incómoda para unos y cómoda para otros, por lo que también es importante saber qué es lo que buscar el guitarrista.

¿Que diferencias encuentras entre una guitarra clásica y una flamenca, en la construcción?

 

Se ha hablado mucho de esto, y yo estoy cada vez más convencido de que mi maestro Rafael tenía razón: no hay ninguna diferencia. Los guitarristas hoy día son muy polifacéticos. Hay guitarristas flamencos tocando con guitarras clásicas y clásicos tocando con cuerpos de ciprés. Otros muchos mezclan en sus recitales piezas clásicas y flamencas. Una buena guitarra según se ajuste servirá para un guitarrista clásico o flamenco; y muchas veces la diferencia que existe entre una guitarra considerada clásica y otra flamenca es la misma que puede haber entre dos flamencas, incluso del mismo constructor. El guitarrista hace la música y la guitarra, como he dicho antes, es una herramienta a su servicio. La guitarra que servirá mejor a un guitarrista es con la que él se encuentre más cómodo, con la que se pueda expresar mejor, dejando a un lado las etiquetas.

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¿Qué crees que busca un cliente cuando se dirige a ti para comprar o repara su instrumento?

Cuando un guitarrista busca una nueva guitarra normalmente busca mejorar lo que ya tiene, o buscar un instrumento complementario que sirva mejor para determinado repertorio. Muchas veces vienen porque han escuchado o probado una guitarra mía o alguien les ha hablado de mí y les parece interesante. Ante esto, yo siento una tremenda responsabilidad, pues alguien deposita su confianza en mí y yo tengo que corresponderle, cumpliendo con sus expectativas construyendo un instrumento con el que se vaya contento. Lo que yo intento entonces es enfocar la construcción en lo que el guitarrista busca o creemos que le puede ir mejor. También hay otro tipo de cliente que quiere probar guitarras y encontrar su amor a primera vista. Esto no siempre es posible, pues por tratarse de un trabajo artesanal, son pocas las guitarras que salen del taller al año y casi siempre están ya comprometidas antes de hacerlo. Me gustaría tener siempre dos o tres guitarras disponibles, que se pudieran probar, pero desgraciadamente (o afortunadamente, según se mire) esto rara vez ocurre.

¿Gracias por tu tiempo. Antes de despedirnos, hay algo que quieras añadir?


Sólamente agredeceros el haber contado conmigo para vuestra revista y desearos mucha suerte en vuestro proyecto de AEGF (Asociación Española de Guitarra Flamenca). www.aegf.es

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